A veces se me olvida Dios, a veces se me olvida que estoy enfermo de las emociones y que por conveniencia (comodidad malsana) esta enfermedad se convierte en la enfermedad del olvido.
Por poco y me la creo, casi me compré esa ideaque algunos me externaron de que no estoy enfermo, pero cómo puedo negar mi enfermedad a sabiendas de que no tengo aquello que llaman "sano juicio," como no voy a estar enfermo si soy autodestructivo y autosaboteador, como podría estar sano emocionalmente al dejar mi vida en manos ajenas, y no las tuyas Dios, sino en las de humanos, y además prácticamente les exijo que no cometan errores y que guíen mi vida por donde yo pienso que la quiero, osea que aparte de enfermo emocional, a veces creo que todos son adivinos y pueden leer mi pensamiento.
Como podria estar sano, si en un pasado no muy lejano, no podía ni verme al espejo, porque me daba asco lo que que veía, veía un mounstro; en el aspecto físico me veía como alguien sumamente gordo y desagradable a la vista de todos, con cara de enojado, y un pinche amargado, con los dientes todos madreados, y aparte narigón, cabezón y orejón, no pues que imágen tan madreada de mi había tenido.
Siempre , justo antes de que Fernando se viera al espejo, como que se imaginaba que se iba a encontrar con Brad Pitt o alguno de esos cabrones (jaja, yo creo que siempre que hablo de esto, hablo de ese señor porque era el que le gustaba a mi ex...) con estómago de lavadero y bien mamado, y cuando veía mi reflejo pues me encontraba con aquel pinche fenómeno raro y mounstroso, ¿cómo no quería Fernando sentirse tan de la chingada?
Hablando de la cuestión intelectual, pues, en primera, huevón para pensar, con resultados meidocres en la escuela, y cada vez que cometía un error pues me reclamaba hastas el cansancio, "Fernando estas pero bien pendejo" solia decirme. A eso le añadimos la disminución de la capacidad de raciocinio provocada por el bendito alcohol que me meti en cantidades semi-industriales, sin contar dos que tres, tres que cuatro experimentos con otras porquerias. Carajo Fernando ¿cómo querías ser "inteligente"?.
Por otro lado, en el asunto social, pues metido en una relación en la que buscaba una madre que me hiciera todo y me cuidara, y no una novia, ah que buena onda, este escritor nunca cortó su cordón umibilical, mas bien era "quitapón," cuando estaba con la novia pues a ella se lo ponía , cuando la dejaba pues lo desconectaba y se lo ponía a mi madre. Por otro lado, pretendiendo que el resto de la gente me aceptara y para eso, desmadré todo vestigio de lo que quedaba de mí, para darle entrada a los deseos y necesidades de otros, y ¿Fernando donde quedó? Eso nunca se sabrá puesto que se perdió entre la infinita cantidad de peticiones ajenas; y para acabarla de chingar me sentía "rechazado por la sociedad" jajaja que inversión de energías tan a lo pendejo.
Por todo esto y otras cosas más, imagina el desmadre emocional que me provoqué, una autoestima con la que solía pedir a gritos que la usaran para limpiar las suelas de sus zapatos, una depresión mediocre, que ni me permitia vivir, pero tampoco quitarme la vida. Aunque bueno, una vez he de aceptar que lo intenté, pero aquel día me di cuenta de que el pan bimbo remojado en leche era muy filoso y me dolía la piel al serrucharla, jajaja. Así que lo único que me quedó como técnica para sobrevivir fue vivir en una fantasía.
Por poco y me la creo, casi me compré esa ideaque algunos me externaron de que no estoy enfermo, pero cómo puedo negar mi enfermedad a sabiendas de que no tengo aquello que llaman "sano juicio," como no voy a estar enfermo si soy autodestructivo y autosaboteador, como podría estar sano emocionalmente al dejar mi vida en manos ajenas, y no las tuyas Dios, sino en las de humanos, y además prácticamente les exijo que no cometan errores y que guíen mi vida por donde yo pienso que la quiero, osea que aparte de enfermo emocional, a veces creo que todos son adivinos y pueden leer mi pensamiento.
Como podria estar sano, si en un pasado no muy lejano, no podía ni verme al espejo, porque me daba asco lo que que veía, veía un mounstro; en el aspecto físico me veía como alguien sumamente gordo y desagradable a la vista de todos, con cara de enojado, y un pinche amargado, con los dientes todos madreados, y aparte narigón, cabezón y orejón, no pues que imágen tan madreada de mi había tenido.
Siempre , justo antes de que Fernando se viera al espejo, como que se imaginaba que se iba a encontrar con Brad Pitt o alguno de esos cabrones (jaja, yo creo que siempre que hablo de esto, hablo de ese señor porque era el que le gustaba a mi ex...) con estómago de lavadero y bien mamado, y cuando veía mi reflejo pues me encontraba con aquel pinche fenómeno raro y mounstroso, ¿cómo no quería Fernando sentirse tan de la chingada?
Hablando de la cuestión intelectual, pues, en primera, huevón para pensar, con resultados meidocres en la escuela, y cada vez que cometía un error pues me reclamaba hastas el cansancio, "Fernando estas pero bien pendejo" solia decirme. A eso le añadimos la disminución de la capacidad de raciocinio provocada por el bendito alcohol que me meti en cantidades semi-industriales, sin contar dos que tres, tres que cuatro experimentos con otras porquerias. Carajo Fernando ¿cómo querías ser "inteligente"?.
Por otro lado, en el asunto social, pues metido en una relación en la que buscaba una madre que me hiciera todo y me cuidara, y no una novia, ah que buena onda, este escritor nunca cortó su cordón umibilical, mas bien era "quitapón," cuando estaba con la novia pues a ella se lo ponía , cuando la dejaba pues lo desconectaba y se lo ponía a mi madre. Por otro lado, pretendiendo que el resto de la gente me aceptara y para eso, desmadré todo vestigio de lo que quedaba de mí, para darle entrada a los deseos y necesidades de otros, y ¿Fernando donde quedó? Eso nunca se sabrá puesto que se perdió entre la infinita cantidad de peticiones ajenas; y para acabarla de chingar me sentía "rechazado por la sociedad" jajaja que inversión de energías tan a lo pendejo.
Por todo esto y otras cosas más, imagina el desmadre emocional que me provoqué, una autoestima con la que solía pedir a gritos que la usaran para limpiar las suelas de sus zapatos, una depresión mediocre, que ni me permitia vivir, pero tampoco quitarme la vida. Aunque bueno, una vez he de aceptar que lo intenté, pero aquel día me di cuenta de que el pan bimbo remojado en leche era muy filoso y me dolía la piel al serrucharla, jajaja. Así que lo único que me quedó como técnica para sobrevivir fue vivir en una fantasía.